Si dan una vuelta por la Web van a encontrar consistentemente los siguientes comentarios:
- Apple decidió reemplazar su aplicativo de Google Maps con uno propio en el iOS 6, el cual, en una palabra, apesta. O tal vez no apesta, pero palidece en comparación con el producto de Google. Habrá que esperar si se permitirá una adaptación de Google Maps, que vendría con publicidades incorporadas.
- Rediseñaron el conector para tener un tamaño más pequeño. Lo malo: para usar cualquier elemento viejo (dock, parlantes, etc.) es necesario un adaptador que cuesta US$29.
- Las mejoras más publicitadas incluyen una pantalla de 4" (contra las 3.5" del modelo anterior), nuevos auriculares, fotos panorámicas y menor grosor. Sin embargo, la mayoría de las ventajas listadas se pueden encontrar en los principales competidores, como el Samsung Galaxy S3 y el Motorola Droid Razr.
En pocas palabras, fue un desarrollo incremental a un producto ya de por sí muy refinado, intentando que no le falte ninguna característica clave que tienen sus competidores, y manteniendo el valor agregado diferencial que representa la marca Apple por su estética y su
"Premium Feel". Por otra parte, la introducción del NaviGate corresponde a
una decisión estratégica contra Google, lo cuál es razonable. Lo que es poco común de Apple es lanzar un desarrollo a medio camino, aún si hay razones estratégicas que lo avalen.
Ahora bien, ¿Qué importa de todo esto?